Josef Albers Interacción del Color

Josef Albers Self Portrait

La verdadera pasión de Josef Albers (1888-1976) artista alemán formado en la Bauhaus y posteriormente exiliado a los Estados Unidos, fue la pedagogía. Dedicó toda su vida como profesor a un ambicioso proyecto: enseñar a sus alumnos a VER. Aplicando un método estricto alejado de la práctica académica convencional, su trabajo consistió en guiar al alumno durante su viaje de auto-descubrimiento de la percepción visual. Con ese bagaje el artista esta preparado para desarrollar su trabajo de la forma mas personal.

Josef Albers, con una vena poética por un lado pero muy pragmático como profesor por otro, no admitía disquisiciones interpretativas o emocionales. Los alumnos sabían que cuando se revisaban sus progresos, la discusión se debía mantener estrictamente en el terreno formal del color, la línea y las formas. Si el estudiante, para justificarse, apelaba a los sentimientos o las emociones, el carácter prusiano de Josef Albers asomaba:»¡Gotten Himmel! no me enseñe sus tripas». Esa visceralidad de Albers emanaba de su convicción de que el desarrollo de la percepción visual nada tiene que ver con las emociones sino con la concentración y el entrenamiento del cerebro. Primero hay que «verlo» para luego interpretarlo.

La obra de Josef Albers Interacción del Color es una pequeña joya que todo artista debería tener en la mesilla de noche. Josef Albers se pone en los zapatos del artista y disecciona el proceso de visión y del color.  Con variados ejercicios demuestra el hecho fundamental de que nuestra percepción del color es relativa. Un mismo color se transforma en otro, dos colores ,radicalmente diferentes, parecen similares ante nuestros ojos en un entorno adecuado. Intervalos de color, transparencias, ilusiones espaciales,  y mezclas ópticas, van siendo estudiados con ejemplos precisos y sencillos que poco a poco van educando nuestra mirada.

Entender los colores, sus interacciones y aguzar la percepción visual es quizás el mayor reto para un pintor y lo que distingue la mera representación de la verdadera obra de arte.